Intel no levanta cabeza. Filtrando la propaganda de la compañía en la cuenta resultados de la primera parte del año, se puede entrever que casi podría ser una empresa rentable si se hubieran ahorrado los dividendos. Como dijo su jefe ejecutivo hace unas semanas, el futuro del otrora rey de los procesadores domésticos, depende del éxito en sus tecnologías de fabricación.