Una de las primeras cosas que chocan cuando uno se inicia en el mundo Linux es la estructura de carpetas que tiene el sistema. Parece que algunas se pisan funciones, hay subcarpetas que, por definición, deberían estar en otras carpetas y los nombres, en general, no son demasiado descriptivos. En esta entrada explican cómo parte de este lio es una herencia de la época en la que Thompson y Ritchie se quedaban sin espacio en su disco duro.